Presentación

Tras las constantes colsultas de amigos y familiares acerca de qué restaurantes son dignos de recomendar y cuáles son mejor evitar, hemos decidido abrir este blog en el que narraremos las experiencias gastronómicas de cada fin de semana, para que así, tanto aquellos que nos consultaban, como todo aquel que nos lea, pueda tener una crítica de nuevos restaurantes desde un punto de vista independiente.


viernes, 25 de noviembre de 2016

La Barra de Traddiction

Situación: Calle Joaquín Costa 25 ver mapa

Las Palmas de Gran Canaria

Tipo de comida: Española diseño

Precio: 101,08 (5 personas)

aprox. 20 € por persona

Servicio: Muy bueno



Restaurante que recuerda a las antiguas vermuterías de Madrid o Bilbao con una decoración de techos altos, antiguos tubos de cobre y una barra de mármol en la que se ofrece embutidos, quesos, salazones,... Los cocineros preparan la comida en la misma barra a la vista de los comensales. Las mesas son altas con taburetes "con respaldo".

Empezamos con un aperitivo a base de dos vermuts, uno blanco con notas a pera y uno rojo semidulce, el Peroni. Y como obsequio de la casa, mientras estudiábamos la carta, nos ofrecieron unas aceitunas que ellos mismos aliñan, con unos toques cítricos muy interesantes.

Decidimos comer todo a base de picoteo. Empezamos como entrante con unas Bomba de carne con salsa mixta, tal vez el plato más flojo de los que probamos y seguimos con unas Papas Arrubravas 1980, unas papas arrugadas con salsa brava, muy originales y excelentes.

Ya como platos mas contundentes optamos por unas Alitas de pollo sin trabajo al ajillo, es decir deshuesadas y muy agradables; un Bocadillo de vaca vieja, queso y cebolla caramelizada, espectacular; un Bocadito de pato teriyaki, con una salsa de paté buenísima; un mar y monte de Albóndigas con calamares, con una salsa negra a partir de la tinta de calamar y una reinterpretación del pulpo a la gallega por medio de un Pulpo a la parrilla con espuma de patata caliente, que vale la pena probar.

Para beber nos decidimos a probar un vino que desconocíamos pero que nos había recomendado la misma persona que nos propuso probar este restaurante, el Dardanelos, un vino tinto Rivera del Duero de la Bodega Díaz Bayo. Una opción sorprendente por su calidad y su precio económico. Completamos las bebidas con agua sin gas y Coca-Cola zero.

Ya de postre compartimos tres de los que nos llamaron más la atención: unos Ningyo Yakis, es decir, unos buñuelos rebozados, rellenos de Parfait de plátano y vainilla ¡Espectaculares!; un Bizcocho de yogur con chutney de mango, muy original y agradable, que mezcla la suavidad del bizcocho con la gotita de chutney y un Pan con chocolate, a base de unas finas obleas de pan con una crema de chocolate intercaladas como si de un diminuto sandwich de varios pisos se tratara, muy correcto, pero tal vez el que menos nos sorprendió, aunque alguno de los comensales nos reclamaba que al menos uno de los postre llevara chocolate.

El servicio fue otro de los aspectos que nos sorprendió muy gratamente. A la dedicación de la camarera, que nos iba explicando y proponiendo todo de lo que era capaz el local, se sumó su profesionalidad, que llegó al extremo de tener que irse de forma repentina a raíz de una tragedia familiar, no sin antes despedirse y disculparse por su repentina ida. A partir de ese momento nos siguieron sirviendo el personal de cocina con la misma responsabilidad.

El pan se cobra a parte y no ofrecen copa de la casa al final de la comida. En todo caso, el precio por persona denota una relación calidad-precio muy ventajosa.

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