Bandama, Santa Brígida
Tipo de comida: Canaria
Precio: 160,65€ (5 personas)
aprox. 32€ por persona
Servicio: Bueno
Con motivo de la Semana Santa, nos reunimos familia y amigos para pasar juntos estas fechas y de camino degustar un estupendo almuerzo, el sábado día 3, en un restaurante grill con unas vistas maravillosas, La Caldera. Pero no sólo nos atrajo el mirador de Bandama, sino que nos sentimos seducidos por su amable servicio, su amplia bodega, y como no, su esmerada cocina.
Nada más llegar la casa nos obsequió con unas aceitunas en mojo canario.
En esta ocasión empezamos comiendo el que para nosotros es posiblemente el plato estrella del restaurante, las Virutas de Foie, las cuales están combinadas exquisitamente con millo tostado y un vino dulce, además de acompañadas por unas rebanadas de pan recién tostado. El siguiente entrante, un producto autóctono, un excelente queso de Guía media flor.
Por un pequeño error en la lectura de la comanda a continuación nos sirvieron los platos fuertes, un cochinillo asado y una parrillada de carnes ibéricas (presa, pluma y costilla). Es de destacar, además de la calidad de la carne, la exquisitez de sus acompañamientos: unas papas fritas caseras y una verduritas guisadas (calabacín, zanahoria y habichuelas), que pueden sonar pobres pero están buenísimas.
Y para terminar nos trajeron los entreplatos que deberían haberse servido después del aperitivo pero como ya comentamos hubo una confusión. Que consistieron en Morcillas de Burgos con mermelada de tomate, que aunque suene arriesgado es muy agradable al paladar y Carajacas, tengo que decir en su favor que es el único restaurante en el que las pido, ya que las dejan en el punto perfecto, con lo que no se percibe la textura del hígado, para mí desagradable, y la salsa está muy buena, aunque hay agente que le resulta curioso que sea roja en lugar de verde.
Todo esto, regado con un magnífico vino Pago de los Capellanes joven, cuya relación calidad-precio es excepcional.
Después llegaron los postres donde disfrutamos de una de las especialidades de la casa: los Huevos Mole, con su gofio acompañándole y de la Tarta de Chocolate con mandarina, la cual es muy buena debido al contraste de sabores. También pedimos un Parfait de higos, que contó con opiniones dispares, pero como al comensal que lo había pedido no le gustó y lo dejó prácticamente entero, tuvieron la delicadeza de no cobrárnoslo.
Y por supuesto, la arrancadilla compuesta por café, licores e infusiones.
Un atractivo más de este restaurante lo supone un cuartito que hay a la entrada con juguetes y mesas para que los niños jueguen y se distraigan.
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