Situación: Avenida de Mesa y López, 43 ver mapa
Las Palmas de Gran Canaria
Tipo de comida: Alta cocina de siempre, castellana, segoviana y vasca
Precio: 57,45 € (2 personas)
aprox. 30 € por persona
Servicio: Bueno
Tras una mañana de sábado inusualmente agitada, decidimos almorzar en este restaurante castizo con decoración taurina, situado en plena zona comercial de la capital Gran Canaria. Un lugar de ambiente tranquilo cuya comida no sigue las tendencias modernistas.
Su dueño, Nicolás, que trajo desde Extremadura, hace casi cuarenta años, todo el arte de la cocina española, nos recibió con la gran atención que le caracteriza.
Antes de que nos ofreciera las sugerencias del día, como entrante, le reclamamos su exquisita tortilla de papas, posiblemente la mejor de toda la isla, cuyo secreto es guisar las papas en caldo para que así obtenga ese gusto tan magnífico. Como complemento a esta entrada, Nicolás nos ofreció otra de nuestras debilidades, salmonetitos rebosados, tan pequeños, ligeros y sabrosos que se deshacían en la boca.
Ya como platos fuertes, nos decidimos por una Lubina con vinagreta de tomates, una de las muchas especialidades de la casa, servida limpia y bien presentada, dispuesta para comer. Es un plato sabroso, pero que no cae pesado y un rabo de toro, que al contrario del anterior, es un plato para paladares preparados para la comida muy condimentada, una carne hebrosa y grasa, pero con un sabor excepcional.
Desgraciadamente, en cuanto a la bebida, sólo tomamos refresco y cerveza porque había que volver a trabajar. Aunque nos consta por anteriores visitas que Nicolás tiene una buena selección de caldos, siendo nuestro predilecto el Pago de Carrovejas ya que fue él el que nos lo dio a conocer.
Por último, como postre, compartimos una mouse de chocolate, denso, realizado con un buen chocolate y con un toquito de licor casi imperceptible, que le da un gusto diferente, cuyo secreto es revolverlo bien antes de comerlo. Sabemos que otra especialidad de la casa son los huevos moles, que te los sirven con gofio y un chorrito de Amaretto (licor de almendra amarga) que le da un toque muy especial, pero en esta ocasión no quedaba.
Su amable servicio de toda la vida, que te hace sentir como en casa, junto a su excelente cocina tradicional le convierte en una gran opción para recuperar las fuerzas en un intenso día de compras navideñas.
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