Situación: C/ Domingo J. Navarro nº 9 ver mapa
Las Palmas de Gran Canaria
Tipo de comida: Canaria fusión
Precio: 20 € para una degustación de cochino negro
Servicio: Bueno
La oportunidad que se nos presentó, de ir este viernes, 5 de marzo, a comer un menú degustación, organizado por la asociación de criadores del cochino negro canario y el restaurante La Alquitara, basando todos sus platos en un producto tan típicamente canario, como el cochino negro, y además hacerlo en un entorno inmejorable, como es la zona de Triana, ya pintaba bien con sólo imaginárselo, y realmente, el convite no nos defraudó.
Mientras aguardábamos a que llegaran los casi veinte comensales, se nos amenizó la espera con una cerveza o refresco y pan, acompañado de una curiosa combinación de aceite con sal tostada, que casi desapareció en un instante.
El vino seleccionado para esta ocasión por don Emilio fue Viñademoya, cuyo nombre, junto con la temática de la comida, nos confundió en un primer momento, haciéndonos pensar que se trataba de un vino canario, pero una revisión más detallada de su etiqueta nos sacó de dudas, descubriendo un D.O. Bierzo, de la variedad 100% Mencía. Sus fuertes notas a frutas rojas y regaliz nos demostraron que estábamos ante un vino joven pero equilibrado.
La comida se compuso de una entrada a base de Albóndigas en salsa con papas fritas, tal vez el plato menos interesante, seguido de una Ensalada verde con corteza de cochino negro, que sorprendió no solo por su temperatura (ya que se trata de una ensalada templada) sino por el contraste que producían los tropezones de cerdo entre las verduras.
El nivel siguió subiendo con unos interesantes Canelones de carne de cochino negro aderezados con queso Chedar, setas y trufas de Lanzarote, que enamoraron a todos lo comensales.
Entonces llegó el plato más controvertido, Mar y montaña canario (garbanzos, carne de cochino y chipirones en su salsa) que por sus contrastes no dejó indiferente a nadie, siendo para unos un plato exquisito, mientras otros prefirieron pasar al siguiente.
Y por último el plato estrella, Chateaubriand de cochino negro que quedó valorado por unanimidad como el mejor del día, a pesar de servirse una ración escasísima (un plato para cada diez personas) que tras la solicitud de las mesas, fue secundado por otro, siendo inclusive deseable por los comensales la inclusión de un tercero, que nunca llegó.
Para cerrar este almuerzo, llegamos al postre, con un Yogurt de cabra con dulce de mango y cochino negro, que si bien sonaba sorprendente, se desinfló al entran en contacto con las papilas gustativas, y aunque es cierto que estaba más que comestible, no se acercaba para nada al nivel del resto de la comida.
Tras este tropezón final, y para quedarnos con un sabor dulce en la boca, nos dirigimos al Gelizia, una heladería italiana, en la que disfrutamos de sus helados y cafés.
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