Presentación

Tras las constantes colsultas de amigos y familiares acerca de qué restaurantes son dignos de recomendar y cuáles son mejor evitar, hemos decidido abrir este blog en el que narraremos las experiencias gastronómicas de cada fin de semana, para que así, tanto aquellos que nos consultaban, como todo aquel que nos lea, pueda tener una crítica de nuevos restaurantes desde un punto de vista independiente.


domingo, 27 de noviembre de 2016

Restaurante Ribera del Río Miño

Situación: Calle Olof Palme,21 ver mapa

Las Palmas de Gran Canaria

Tipo de comida: Marisco y platos típicos de Galicia

Precio: 152,37 (4 personas)

aprox. 38 € por persona

Servicio: Bueno


El propietario de la antiguo restaurante la Casa de Galicia y el Arrosar -Rafael Pulido- ha abierto un nuevo local con la misma filosofía que el desaparecido, rendir culto a la gastronomía gallega a través de los productos frescos como carnes y mariscos.

Un local con una decoración vanguardista que contrasta con la cocina tradicional que se puede degustar es la primera sorpresa que nos encontramos.

Nada más sentarnos -y del mismo modo que ya lo hacía en sus anteriores locales- se nos ofrece de aperitivo, como cortesía de la casa, un clásico pote o caldo gallego de grelos, que nos prepara el estómago -o nos sienta la madre, como se dice popularmente- antes del ágape. También podemos elegir entre pan natural o integral, aunque nos lo cobran a un precio algo exagerado.

Como entrantes, y para compartir, pedimos una tradicional empanada gallega, que preparan como en ningún otro sitio de la isla; unos pimientos rellenos de txangurro, acompañados de arroz blanco y que además contienen cefalópodo, que le dan ese toque tan especial y una auténtica morcilla de burgos (de arroz).

Para comer se pidió unos salmonetes fritos, muy buenos aunque los más grandes quedaron poco hechos (tal vez el único fallo de la comida); una pata de cordero lechal, con papas a lo pobre, por recomendación de su maître -Tero Afonso- que no defraudó y un entrecot de buey sobre un plato de barro caliente como mantenedor, con una guarnición de papas fritas y pimiento asado, que hizo las delicias de los comensales.

De bebida, a parte de agua y Coca-Cola, se acompaño la comida con Albariño de la Bodega Granbazán Etiqueta Ámbar, que consideramos uno de los mejores albariños del mercado.

No hubo espacio para el postre, aunque recomendamos la Tarta de Santiago acompañada por una bola de helado de vainilla y regada por vino de Oporto, todo un regalo para el paladar.

Cerramos la comida con un café que estaba muy bueno y unos licores de orujo, en sus tres versiones -clásico, de hiervas y crema- por cortesía de la casa.

El servicio, si bien no fue malo, no estuvo al nivel de excelencia de la comida, ya que aunque el maître se portó de forma muy profesional, el camarero que teníamos asignado a nuestra mesa parecía algo despistado y errático.

A pesar de no ser un restaurante barato, la calidad de los productos y la cocina lo convierten en un establecimiento con una buena relación calidad-precio.

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